EDUCACIÓN SENSIBLE Y COMPLEJA: CAMINOS BASADOS EN ROUSSEAU Y MORIN

Resumen

Basado en una investigación bibliográfica, los principales objetivos de este artículo apuntan a relacionar las concepciones educativas de J-Jacques Rousseau y Edgar Morin en la búsqueda de semejanzas y diferencias. A través de la obra Emilio o la educación, el filósofo y educador ilustrado Rousseau inaugura lo que a partir de los tiempos modernos se denominará infancia. Dado que dentro de la sociedad los niños eran considerados como adultos en miniatura, y por tanto, desatendidos en las especificidades de los primeros años de vida, el enfoque realizado por los ginebrinos en relación a la necesidad de ejercitar lo sensitivo, con la naturaleza como primera y sublime formadora, fueron aportes que repercutieron en el cambio del locus social del niño. Por lo tanto, la perspectiva naturalista de Rousseau contribuye al desarrollo de un recorrido educativo que sitúa al alumno, Émile, en el centro de la acción pedagógica. Por tanto, el mediador tiene gran relevancia en el movimiento de enseñanza-aprendizaje, ya que al estar presente en el fenómeno del aprendizaje, guiará al estudiante desde lo desconocido hacia el conocimiento. Esto se debe a que, asumiendo que el conocimiento se internaliza en el individuo, a través de la experimentación, la conexión con lo externo conducirá vehementemente a la reconexión del conocimiento. Además, la consolidación del conocimiento posibilitará la orientación autónoma y fraternal de los individuos hacia el conocimiento y autoconocimiento. En el tratamiento reflexivo y el trabajo empírico se hace evidente que la educación sensible y el pensamiento complejo pueden y deben trabajarse con el objetivo común de formar una persona autónoma junto a la constancia del pensamiento complejo.
Palabras clave: Rousseau; Emilio; Edgar Morin; reconectar el conocimiento; educación.