EN LAS ALTURAS DEL QUILOMBO

OBSERVACIÓN, RESISTENCIA Y VIDA COTIDIANA EN LA SERRA DO EVARISTO

Resumen

El proceso histórico de formación de las comunidades quilombolas se caracteriza por la discriminación y la exclusión, y por lo general se enfrentan a una realidad socioeconómica de relativo aislamiento del conjunto de la población brasileña (Correia et al., 2021). Pero para Mestre Nego Bispo (2015) «el día en que los quilombos pierdan el miedo a las favelas, las favelas confíen en los quilombos y se unan a las aldeas, todos en confluencia, ¡el asfalto se derretirá!».

Las fotografías presentadas en este ensayo fueron tomadas en un territorio quilombola localizado en Serra do Evaristo, en Baturité-CE, durante una experiencia de investigación territorial. El quilombo se encuentra a unos 90 kilómetros de la capital, Fortaleza. La comunidad está en una región de difícil acceso, a 9 kilómetros del centro de la ciudad, en la latitud 4,37579 y longitud 38,916504 y una altitud de 535,83 metros sobre el nivel del mar (Braga, 2021). En febrero de 2010, la Fundación Palmares expidió el certificado de autodefinición de la comunidad quilombola remanente, con registro general número 012, matrícula 1.264, fl. 79. Con aproximadamente 180 familias, totalizando 800 personas (Braga, 2021), al ingresar al territorio y vivir en la comunidad, se observa que el principal medio de subsistencia de la población gira en torno a la siembra, cultivo y venta de plátano.

Al viajar al territorio y poder convivir e interactuar con los quilombolas, fue oportuno desarrollar la técnica de observación, que consiste en que el antropólogo lleve consigo todo su bagaje de experiencias personales y referencias teóricas al territorio para abordar en primera persona los objetivos de la investigación (Lima, 2024). La técnica de observación es crucial porque es un enfoque rico y contextualizado para comprender las experiencias cotidianas, las interacciones sociales y los procesos de aprendizaje (Mónico, 2017). Al adoptar este enfoque etnográfico, nos sumergimos en la comunidad quilombola, observándola en sus actividades cotidianas, juegos, rituales y relaciones. A través de la observación participante, fue posible captar matices significativos del modo de vida quilombola, contribuyendo a una apreciación más holística y sensible de las realidades enfrentadas en el territorio.

Por lo tanto, buscamos registrar no sólo los aspectos visuales de la vida cotidiana, sino también las dinámicas sociales, culturales y simbólicas que impregnan el espacio. Este registro visual refleja el encuentro etnográfico como un proceso dialógico y sensible, en el que la mirada antropológica se construye en interacción con las narrativas y saberes compartidos por la comunidad. Así, las imágenes pretenden invitar a la reflexión sobre cómo la fotografía puede actuar como herramienta en el diálogo entre el investigador y las realidades culturales que componen el universo quilombola.