Arendt, el terror y la dictadura cívico-militar chilena

Resumo

Desde la recuperación de la democracia, la sociedad chilena ha caminado lentamente hacia la
comprensión del quiebre cultural que significó la dictadura cívico-militar, sus violaciones sistemáticas a
los derechos humanos y el enorme cambio cultural que impuso a la sociedad chilena sangre y fuego. En
este lento camino de comprensión, algunas ideas y perspectivas del pensamiento de H. Arendt han sido
y siguen siendo un aporte para entender la violencia de Estado vivida de manera sistemática durante los
diecisiete años de dictadura, sus alcances, secuelas, y heridas aún abiertas. En lo que sigue me gustaría
dar cuenta de algunos campos específicos en los que el diálogo con el pensamiento de Arendt es
pertinente para comprender tamaño de la catástrofe vivida a partir del golpe militar de 1973. Al mismo
tiempo, estas reflexiones se pueden convertir en un marco de discusión más amplio en relación con las
dictaduras de Cono Sur, que tuvieron en común no sólo estrategias de represión, colaboración, e
influjos ideológicos, sino probablemente la fisionomía de una violencia común. Hay cuatro campos
específicos para este análisis de la dictadura chilena entendida como sistema terror: Es un sistema
basado en el (1) control total de la sociedad, en todos sus flancos y todos sus niveles. (2) Bajo el poder
casi ilimitado de la policía secreta, como su principal órgano operativo que ejerce este control total. Un
punto relevante en este control total, es la instauración de (3) la prisión masiva, y de campos
concentración que se constituyen en instituciones centrales del terror. Al mismo tiempo, hay un apoyo
en una (4) ideología que fundamenta la represión e incluso el exterminio, teniendo su base en la
exclusión.